Siempre le he tenido ganas al Deadlands. Quizás sea porque en España lo públicó la mítica editorial barcelonesa Joc Internacional en 1997 y en mi grupo hemos jugado a la gran mayoría de los juegos de Joc. O por el sistema un tanto diferente: las hojas de personaje tienen 10 características numeradas de 4 a 12, siguiendo la escala de las cartas de poker, y se usan cartas para determinar la iniciativa de los personajes. O tal vez por su temática a medio camino entre Far West y Cthulu. Pero lo cierto es que es un juego que siempre me ha llamado la atención. Y sin embargo, en mi estantería duermen el sueño de los justos los tres libros que llegaron a editarse en castellano (el básico, la pantalla y el suplemento Sabuesos), esperando a que un día me ponga la estrella de Sheriff y empiece el tiroteo.
Hasta entonces, me conformo con el suplemento "Adios, A-Mi-go", un crossover Cthulhu-Deadlands, publicado únicamente en yanquilandia pero traducido al español por cortesía de Ángel Contreras y Abdul Alhazred (eso sí, enfocado para jugarlo con Cthulu) y que se puede descargar aquí.
La historia de Deadlands en España se vió bastante afectada por su aparición en un momento en el que Joc ya estaba agonizando, y quizás por eso no ha tenido la repercusión que tuvo en Estados Unidos, donde ha sido una franquicia muy activa. En 2003 el sistema fue simplificado en el sistema de juego genérico Savage Worlds, que también ha conocido bastantes ambientaciones y companions en USA.
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