Ya lo decía el maestro Lovecraft: "que no está muerto lo que yace eternamente". Algo que por lo visto también es
aplicable al Carrusell Rolero, al que todos dábamos por muerto y enterrado
desde hace tiempo, pero que vuelve este mes de la mano del blog Rol the Bones,
con el tema “Lo que no vendo”.
Al pensar en “lo que no
vendo”, lo primero que me pregunto es el motivo por el que un rolero no vende
determinados objetos de su colección (y digo objetos porque no sólo atesoramos
libros, sino también fichas, dados, figuras, mapas y trastos varios). ¿Por qué
guardamos todos esos chismes que pugnan por sacarnos de casa? Obviamente, porque
nos hacen falta para jugar. Pero, ¿hasta qué punto nos hacen falta todos ellos?
Miro la estantería del
rol, en la que se amontonan mis pertenencias roleras y las de mi costilla, e
intento valorar por qué guardamos este o aquel libro:
-
Vampiro La Mascarada 2ª Edición. Porque fue mi primer
juego de rol, porque fue el primero que mastereé, porque es de segunda mano y
perteneció a Alkalid Nualdir con la que compartí infinidad de partidas… Que sí,
que sí, pero entonces, ¿por qué tienes justo al lado el Vampiro V20, que es el
que has usado las últimas veces que mastereaste Vampiro?
-
La llamada de Cthulhu (la de Joc Internacional).
Porque soy master de cthulhu, porque es el del sistema clásico de chaosium,
porque tiene más partidas encima que mili el palo de la bandera… Lógico, pero
tienes la versión en catalán (viniendo de una familia de origen aragonés y viviendo
con un madrileño), la edición de la Factoría y el Rastro de Cthulhu de Edge,
que por cierto es el que gastas para masterear desde hace tres años. Bueno,
supongo que tampoco me desharía de este.
-
El Señor de los Anillos (el rojo): El Señor de los
Anillos es de mi pariente, que se lo estima cosa mala porque fue su primer juego
de rol y porque se lo regalaron sus amigos de Fuenlabrada antes de venirse a
vivir a Valencia. Buenas razones para conservarlo a pesar de las hojas sueltas
y las tapas despegadas, aunque lo cierto es que duerme el sueño de los justos
al lado de la edición de la Factoría.
Podría seguir con la
siguiente balda de la estantería, pero creo que sería más de lo mismo…
Es cierto que guardamos
cosas que usamos o en no pocos casos, que esperamos usar en algún futuro más o
menos cercano (ilusos…), ¿pero cuáles son las que más importancia tienen para nosotros? Evidentemente,
aquellas que relacionamos con un recuerdo dichoso.
Este puede ser más o
menos lejano en el tiempo, y verse incrementado por la nostalgia de una época
que siempre nos parece mejor, aunque quizás no lo fuera. Pero en todo caso, son
las partidas que jugamos y las personas con las que las compartimos, las que le
dan verdadero valor a ese libro que mantenemos obstinadamente en la estantería,
a menudo, sabiendo que es poco probable que lo volvamos a usar.
Y me viene a la cabeza lo que decía el maestro Serrat: "dondequiera que estés te gustará saber, que por flaca que
fuese la vereda, no malvendí tu pañuelo de seda por un trozo de pan y que jamás,
por más cansado que estuviese, abandoné tu recuerdo a la orilla del camino". Pues eso.