A última hora, nos enganchamos al Carrusel Bloguero de este mes, que pasa raudo y veloz de la mano del blog Espada Negra.
Lleva por título “Tu último personaje”, que así a voz de pronto, puede hacernos pensar en el último personaje que nos hemos hecho, pero que en realidad va por otros derroteros:
“Si solamente pudieras
hacerte un personaje más en toda tu vida, ¿cómo sería este personaje?”
Como creo que ya
os he comentado en algunas ocasiones, soy contable. Y los contables
distinguimos entre hechos posibles y probables. Para explicarlo facilito,
supongamos que nos deben una factura y no nos la pagan. Cuando es posible
cobrarla pero no probable (vamos, que poder nos la podrían pagar, pero no lo
vemos muy claro), dotamos una provisión por pérdidas de créditos incobrables. Y
sólo anotamos la pérdida definitiva cuando ya no es posible cobrarla (si la
empresa que nos debe pagar ha desaparecido, por ejemplo, y tenemos que asumir
que no vamos a cobrarlo de ninguna de las maneras).
¿Y a que viene
esto? Pues a que la hipótesis sobre la que trabaja el tema de este mes, la veo
posible pero no probable. Como poder ocurrir, podría ocurrir: podríamos saber
que este es nuestro último personaje de rol y que nunca más podríamos tener
otro. Pero no lo veo muy probable.
En general, en
el rol, como en casi todas las cosas de la vida, una “última vez” de cualquier
tipo no solemos vivirla como tal. Es a posteriori cuando nos damos cuenta de
que aquello que hicimos, probablemente de la forma más cotidiana posible, no lo
hemos vuelto a hacer. La última vez que viste a este o aquel amigo, la última
vez que usaste tu viejo coche antes de que falleciera en un semáforo y fuese a
parar al desguace, o por que no, la última vez que jugaste al rol con tus
amigos. No creo que casi ningún rolero que haya dejado la afición lo haya hecho
ex profeso, como el que deja de fumar y piensa: "este es el último".
Y sin embargo,
pasado el tiempo sí, años más tarde, pensarán que ese fue su último personaje. Tal
vez, le tengan más cariño por eso, o por el contrario, se arrepientan de despedirse
de la afición con ese y no otro. Entonces, ¿qué hacemos? Quizás simplemente, pensar
que cada personaje que creemos, como en general cada cosa que hagamos, puede ser la última. Y que por eso, debemos hacerla única e irrepetible. Aunque sólo sea
por si acaso…
Yo, que entiendo más de números y de balances que de poesía, no sé decir este tipo de cosas como lo hacía Gabriel García Márquez, que también nos dejó en abril, y que lo expresaba como nadie:
"Si
supiera que esta fuera la última vez que te vea salir por la puerta,
te
daría un abrazo, un beso y te llamaría de nuevo para darte más".
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