Memorable fue aquella partida de Star Wars D6 dirigida por Emilio en la que, tras robar ciertos datos del ordenador de un astillero imperial (que por cierto, terminó un poco destruido por obra y gracia de un disparo de blaster "fortuito" en los tanques de combustible), fuimos a entregarlos a las coordenadas donde nos esperaba una nave diplomática y nos dirigieron al puente de mando, donde estaba la persona que debía recogerlos.
En aquella ocasión, yo era la encargada de realizar la entrega, dado que era la que mayor graduación tenía, y cual fue mi sorpresa, al llegar al puente de mando y encontrar a una joven vestida con una túnica blanca y con moños a lo Dama de Elche. La mismísima princesa Leia cogió el soporte de datos de mi mano y me dijo: "El servicio que habéis hecho a la República no tiene precio, capitana".
Leia introdujo el soporte de datos en el ordenador del puente de mando y en la pantalla apareció la imagen tridimensional de los planos de la Estrella de la Muerte. Yo aún estaba flipándo cuando uno de los técnicos de comunicaciones dijo: "Princesa, un destructor imperial acaba de salir del hiperespacio". Y efectivamente, un destructor imperial apareció a lo lejos en las pantallas de la nave.
Lógica y metajueguisticamente hablando, lo suyo era poner pies en polvorosa, y eso es lo que hicimos. Nuestro carguero saltó al hiperespacio justo en el momento en el que el destructor imperial abordaba la nave diplomática.
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